08 octubre, 2018

Miss Confusión


   Dos novedades atraían la atención de la gente y muy particularmente de los voceros de la información quienes sin desatender a las demás concursantes centraban sus miradas en ellas. Una era la sonadísima aceptación por parte del Comité Organizador de una concursante transgénero; otra la sorpresiva decisión de El Vaticano por enviar una representante.

    Las opiniones eran muy divididas en ambas circunstancias. Sobre la transgénero había la recalcitrante opinión de unos acerca del absurdo que atentaba contra la natural femineidad y que en dado caso para ello existían los concursos de belleza gay en donde mejor tenía cabida; otros celebraban la decisión por considerarla inteligente y no discriminatoria, acorde a la apertura de criterio en los nuevos tiempos.

    Sobre la participante eclesiástica, los ultraconservadores realmente se persignaban y pensaban que todo lo que ocurría no podía ser obra sino del Anticristo; otros aplaudían los vientos de cambio en la institución religiosa, y algunos más nada más reían.

    Durante los recesos de las sesiones fotográficas y de video previas a la celebración de gala, los organizadores permitían algunas ruedas de prensa o breves entrevistas en las que reiteradamente los reflectores y micrófonos eran privilegiadamente para la transgénero y la novicia.

    “¿Cuáles son sus primeras sensaciones en este certamen?”, le preguntaban a Dominé, la primer transexual que representaba a Hightlandia y ella respondía simplemente “el sueño de mi vida”. Otro reportero le increpaba “¿no cree que invade un territorio que les pertenece a las mujeres por naturaleza” y ella respondía muy segura “yo siento y pienso como mujer, ¿dónde más puedo tener cabida sino aquí?”


    Al abordar a Sor Martirio le cuestionaban su sensación en el grupo y sin titubear ella respondía “espléndidamente bien, las chicas son maravillosas”, pero insistían en saber cómo asimilaba la conducta de las demás contratado con el recato que ella debía observar y se limitaba a decir “yo no he venido a juzgar a nadie ni a ser modelo a seguir, simplemente participo como una más.”

D.R. © Teófilo Huerta, 2017

Fragmento del cuento publicado dentro del libro De cuentos fatalidades y sueños, Plaza y Valdés, México, 2017. (De venta en Tiendas del Hijo del Santo.

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