(Pintura, Virginia Palomeque) |
Con dedicatoria especial a José Saramago
El señor A es un desconocido. El señor B es Bastante prestigiado y famoso. El señor A es de la tierra Azteca. El señor B tiene origen portugués.
El señor A es un desconocido. El señor B es Bastante prestigiado y famoso. El señor A es de la tierra Azteca. El señor B tiene origen portugués.
El señor A se viste sencillamente. El señor B se disfraza de luchador social. El señor A camina satisfecho. El señor B avanza pero tropieza miopemente.
El señor A en su vértice crea una modesta pero original Obra. El señor B desgastado por los años con gula se come la O del señor A, la deglute, la descompone y la Excreta.
Esa E del señor B se disemina por todos los confines de la Tierra con todo y O pero sin la firma del señor A. El señor A sólo observa la descomposición en que se ahoga su O y busca sacarla de la inmundicia. La tarea no es sencilla, pues al señor B también se le ha perdido su O de Originalidad.
Pero para el señor A no todo está perdido porque en su vértice recrea su O y la sabe suya. Mientras que el señor B se autoengaña con la prestada fama que le da la O de la A y sigue sin rescatar su O.
Basta con que alguien crea y reconozca la O del señor A, pero ¿podrá alguien ayudarle al señor B a encontrar su O?
D.R. © Teófilo Huerta, 2006
Publicado en la revista El Búho, No.79, octubre de 2006