04 diciembre, 2012

Un metro de su atención

Línea 7, 31 de agosto de 2020
Raúl sube las escaleras y nota con emoción los cambios en el piso y en los barandales de la estación. A lo lejos distingue los cerros con sus grandes antenas televisoras y se convence de que es el mismo lugar que hace veinte años frecuentaba. Precisamente ha extrañado los puestos de tacos y golosinas y por la prisa apenas si ha reparado en las máquinas que los sustituyen.
    Su hermano le ha prestado su metrocard para el viaje de ese día. Seguro, introduce su tarjeta que le da acceso a un elevador personal que lo transporta al andén inferior. Retira la tarjeta y la guarda. Gratamente sorprendido espera el convoy que lo lleve por las estaciones que durante un par de años lo vieron pasar rumbo a su clínica, antes de viajar a su comisión en África.
    No duda un instante en que el modelo haya cambiado. En efecto, un dinámico tren hace su arribo. No sabe a quién, pero agradece que el color naranja prevalezca como símbolo de identidad.
    Le extraña no ver multitudes, aunque deduce que ya hay nuevas líneas y que el tiempo entre los trenes se ha reducido.
    Se abren las puertas y al interior encuentra la misma disposición de lugares, ahora con asientos tan confortables como los de un avión. Titubeante se sienta y se relaja poco a poco.
   
Rosario, 8:30 A.M.
    Raúl se acomoda en su lugar y se le antoja dormir, pero lo evita para no perderse las novedades que el viaje le pueda aportar. Piensa que gracias a la modernidad la pobreza se ha desterrado y suspira con nostalgia y felicidad de saber que no verá subir a un sordomudo que reparta chicles para venderlos, a un par de invidentes con su armónica, a un grupo de jóvenes a tocar un rock urbano y mucho menos a un niño estirar su manita en espera de limosna.
    No, no, se dice, ya no será. Qué bueno, pero se extraña, se siente raro.
El timbre característico anuncia el cierre de las puertas y la partida. Intempestivamente penetran al vagón cuatro hombres y una mujer con uniforme negro y sofisticadas armas. Raúl queda estupefacto.
    Justo al arrancar el convoy el comando inicia una ráfaga de disparos hacia todos los ángulos. Raúl, a punto del infarto y pálido, se lleva las manos a la cabeza y se hinca en el piso.
    Por las bocinas del vagón se escucha una voz varonil y al fondo música de acción.
   – Cuando no existen garantías para la convivencia y la paz, la única seguridad está en “Comando Especial”. Katy Redford y Elliot Geere, bajo la dirección de Tom Cruise. Consulte su cartelera cinematográfica. Boletos en las taquillas del Metro.
     Raúl alza la vista incrédulo y ve cómo los demás pasajeros están tranquilos, algunos incluso indiferentes charlan y otros leen. Mientras tanto el “Comando Especial” ha bajado en la siguiente estación para cambiar de vagón.

Refinería, 8:32 A.M.
    Con taquicardia aún, se mesa los cabellos y jala aire. Su ausencia del país por tantos años y su estancia en la selva africana lo marginaron de la evolución de su tierra; sin familia cercana, perdió el contacto con otros parientes y con sus contados amigos se espació y redujo la correspondencia que, además, no pasó de ser un intercambio de saludos y buenos deseos.
    Aislado en un lejano dispensario se enteró de los principales movimientos políticos en el mundo y también de adelantos científicos y tecnológicos, pero se quedó en la lectura. Ahora sus sentidos le exigen capturar y comprender en segundos el paso de los años.
    Sus ojos a la expectativa registran la entrada de unos deportistas. No les da importancia y voltea la vista al cristal. De pronto un basquetbolista se pasea botando un balón, mientras dos mujeres tenistas intercambian pases y un futbolista domina la pelota.
    Nuevamente el sonido transmite un comercial grabado.
   – Haga historia en el deporte: practíquelo a gusto y bien con el equipo de “Deportes Martí”. Busque su tienda en las estaciones de trasbordo.
    Comienza a acostumbrarse y fuerza una sonrisa. A final de cuentas ya no se trata de aportar dinero.

Camarones, 8:34 A.M.
    Se van los deportistas y entran dos mujeres cincuentonas con bolso. Ruedan una gran alcancía transparente.
    Una voz femenina se escucha ahora por las bocinas.
   – Señores pasajeros: la Fundación Filantrópica por los Ancianos agradecerá los donativos que en cheque o en efectivo se sirvan hacer. Su bondad da felicidad.
    Otra vez atónito, Raúl testifica la ayuda de todos los pasajeros, quienes depositan billetes de alta nominación y otros se apuran a sacar su chequera y firmar el documento respectivo.
    Las señoras ven despectivamente al único pasajero que está inmóvil. No, no está preparado para la generosa ayuda.

Tacuba, 8:36 A.M.
    Ya espera en cada intervalo algo nuevo y quiere estar preparado para el comercial en vivo o la petición moderna de ayuda, pero adelantarse a lo que puede ocurrir es un asunto algebraico. Sigue con cautela a los que identifica como personajes fuera de lo común: un sacerdote católico con una copa y un acólito con una charola.
    Raúl espera el mensaje grabado…
   LOCUTOR: El cada vez más acelerado ritmo de vida y las exigencias materiales que lo ocupan, no lo deben alejar de sus obligaciones espirituales.
(NOTAS DE LA QUINTA SINFONÍA DE BEETHOVEN. ÉNFASIS DEL LOCUTOR)
   –Si tú no vas a la Iglesia, la Iglesia viene a ti. Recibe una oblea y ¡purifícate!

San Joaquín, 8:38 A.M.
    Continúa el mensaje:
   – Las hostias de la “Santísima Caridad” están adicionadas con proteínas, minerales y vitaminas, lo que además de ser un alimento para el alma, las convierte en un complemento alimenticio para el cuerpo. Pida su oblea y coopere con lo que sea su voluntad.
    Varios pasajeros solicitan la comunión y aportan su limosna.

Polanco, 8:40 A.M.
    La comunión requiere algunos minutos. Raúl otra vez es un espectador y sólo recibe la compasiva bendición del padre.

Auditorio, 8:42 A.M.
     Santificado en su viaje no divisa nada extraño entre la gente que sube al vagón. A lo mucho le parece exagerado que una mujer lleve un abrigo.
    De pronto surge el mensaje con música instrumental.
   – Casandra, una de nuestras bellas féminas que lo esperan en el table dance más cerca de su hogar… aquí sólo una probadita.
elabc.com.mx
    La “bella fémina” danza y se detiene bruscamente ante los lugares de los caballeros para abrir su abrigo y dejar que le aporten algún donativo. Al llegar frente a Raúl hace la misma operación. Él, boquiabierto, ve los pechos desnudos y en la tanga sostenidos billetes y cheques. Por fin reacciona y presuroso saca su cartera que está vacía y en la emergencia lo único que se le ocurre es colocarle su metrocard.

Constituyentes, 8:44 A.M.
   Raúl queda con una sonrisa dibujada en el rostro, la misma que se congela con el flashazo recibido de parte de una joven fotógrafa que dispara el obturador de su cámara sobre cada pasajero.
    Una locutora anuncia:
   – Foto Regis le ofrece una alta definición y calidad en sus productos. Identifique y solicite la impresión de su foto digital en el establecimiento Regis de la estación en que descienda. No tiene costo…es una cortesía de su Sistema de Transporte Colectivo.

Tacubaya, 8:46 A.M.
    Agotado, Raúl baja y completa su transbordo a la línea 3. Para ello utiliza elevadores y bandas eléctricas.

Centro Médico, 9:00 A.M.
    Raúl baja del vagón después de presenciar, lástima, dos metromerciales repetidos. Presuroso busca la salida no sin antes pasar por su foto.

Centro Médico (no la estación, sino el hospital), 9:30 A.M.
    Tras de su bienvenida y presentación, el nuevo jefe del Departamento de Patología Experimental, el doctor Raúl Navarro, se encierra en su cubículo y de inmediato dicta un número al videoteléfono que lo registra. En un par de segundos aparece en la pantalla una mujer que le responde:

   – Publimetro a sus órdenes…

   – Señorita –dice el doctor–, ¿me puede dar informes para contratar un metromercial?, ¿sabe?, es que tengo patentada una vacuna fenomenal…
D.R. © Teófilo Huerta, 1996

Cuento integrante del libro impreso La segunda muerte y otros cuentos

D.R. © Plaza y Valdés, 2011
Reproducido con autorización de la editorial Plaza y Valdés.

No hay comentarios.: