21 junio, 2006

Las intermitencias de las letras

(Pintura, Virginia Palomeque)
Con dedicatoria especial a José Saramago

El señor A es un desconocido. El señor B es Bastante prestigiado y famoso. El señor A es de la tierra Azteca. El señor B tiene origen portugués.

El señor A se viste sencillamente. El señor B se disfraza de luchador social. El señor A camina satisfecho. El señor B avanza pero tropieza miopemente.

El señor A en su vértice crea una modesta pero original Obra. El señor B desgastado por los años con gula se come la O del señor A, la deglute, la descompone y la Excreta.

Esa E del señor B se disemina por todos los confines de la Tierra con todo y O pero sin la firma del señor A. El señor A sólo observa la descomposición en que se ahoga su O y busca sacarla de la inmundicia. La tarea no es sencilla, pues al señor B también se le ha perdido su O de Originalidad.

Pero para el señor A no todo está perdido porque en su vértice recrea su O y la sabe suya. Mientras que el señor B se autoengaña con la prestada fama que le da la O de la A y sigue sin rescatar su O.

Basta con que alguien crea y reconozca la O del señor A, pero ¿podrá alguien ayudarle al señor B a encontrar su O?


D.R. © Teófilo Huerta, 2006


Publicado en la revista El Búho, No.79, octubre de 2006

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Te crees muy gracioso verdad?

Virginia Palomeque dijo...

Gracias Teo por ilustrar tu original relato con una de mis obras.
Te agradecería que pusieras un link a mi blog
virginiapalomeque.blogspot.com.
Un Saludo.
Virginia Palomeque

Anónimo dijo...

No seré la única en el universo de lectores que, aún habiendo leído sus blogs (éste y: http://saramagoplagiario.blogspot.com/), piense que la E es de EMBELLECE. He leído su cuento y es un BUEN cuento. La novela de Saramago es una GRAN novela. He leído también la comparación y el parafraseo y, no cabe duda, hay semejanzas. Sin embargo, hay también GRANDES diferencias. Lo felicito por la IDEA y agradezco la polémica porque sólo así pude conocer su cuento (lamentablemente).
Por otro lado, aunque se entiende el por qué de este cuento (Las intermitencias de las letras), me parece hasta un poco infantil, con todo el respeto que usted se merece.
Si es que ha intentado algún artilugio legal en contra del Sr. Saramgo, ojalá le haya dado resultado.